14 oct 2011

Ilusos...

Me mira fijamente a los ojos. En su expresión no hay una pizca de orgullo, pese que ha logrado tumbarme de un golpe. Mi boca emana sangre y mis labios tienen ese regusto a hierro que tanto me gusta. Su mirada... una mezcla de odio y elegancia... hay que reconocerlo, ¡al menos es elegante!

Está obsesionado. Me llama loco, pero el loco es él. Tiene un problema muy grave con el miedo, se cree que puede controlarlo. Lo usa como arma, o eso dice él... ¡JA!, tiene cientos de artilugios y cachivaches con la tecnología más avanzada y se atreve a decir que su arma es el miedo... que no ose compararse con el Dr. Crane.

La tos me domina por un instante, me controla, lo encuentro divertido. Una carcajada surge de lo más hondo de mi alma y la dejo salir, dejando que las comisuras de mi boca se desgarren y se cubran con el barro del suelo.

Llueve, es cómico. Es como si la ciudad llorase a todos los inocentes que hago volar por los aires habitualmente. Nadie lo entiende. Nadie me entiende, soy demasiado listo para ellos. Soy un visionario incomprendido. Algún día me darán las gracias.

Ya está soltándome uno de sus discursos otra vez. Blablabla... aburrido. Presume de puesta en escena pero no tiene ni idea de dar discursos. Aburriría a las ostras. Edward peca de pedante, pero él... ¡buf!. Estoy seguro de que se aburre hasta a sí mismo. ¿Acaso sabe lo que dice?.

Una corriente de aire levanta su capa, le da un aire majestuoso. Es un digno rival, de eso no hay duda. Pero su mente está limitada. No comprende que lo que hago es por su bien. Es por el bien de la ciudad. El caos es bello, la muerte es divertida. Soy el payaso definitivo, solo quiero arrancar una sonrisa a los aburridos habitantes de esta oscura ciudad.

Aún no consigo incorporarme. El derechazo me dio directo en la mandíbula, con un poco de suerte me saltó algún diente. Seguro que ahora tengo un look mucho más divertido, a Harley le va a encantar.

Él sigue con su eterno discurso. Se cree que le escucho. Otra vez. Una risa... es como si de repente mi alma se dejase gobernar por el espíritu de la comedia. Me río a carcajada limpia y me revuelco por el barro. Las gotas de lluvia me dan en la cara y me hacen cosquillas. La risa me domina y se me saltan las lágrimas, pero él me da una patada en el pecho. Le sienta mal que me ría, ¿será aguafiestas?...

Luces de colores y sirenas. Siempre me pareció muy divertido, la policía y su maravilloso espectáculo de luz y sonido. Algún día tengo que robar uno de esos. Se acerca el de siempre, el del bigote.

- ¿Qué ha ocurrido?

- Le tenemos, comisario Gordon. Pero es raro, no ha opuesto resistencia... no me fío.

- Tranquilo, esta vez no volverá a salir. Traed la camilla y la camisa de fuerza.

No puedo evitar reir hasta llorar. Dice que no voy a salir, ¡JA!. No se imaginan nada. Son tontos, muy tontos... pero eso es bueno. No se han dado cuenta que Blackgate ardió por una razón. Que todos sus presos fueron trasladados a Arkham. Que esos presos son mis fieles perros. Y que me están llevando derechito hacia ellos.

Ilusos, no es que no vaya a salir. Es Batman quien no va a salir. Bienvenido a mi juego, murciélago....

1 comentario:

  1. Simplemente me ha encantado! Ves como eres definiquitivamente el Joker! Mi Puddin!!! ^0^

    XD Pobre murciegalo, no puede ni soñar compararse con ninguno de nosotros!

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